El martes 24 de mayo de
2016 quedará por siempre marcado en la memoria de los miembros de la tertulia
de los martes del Club de creación literaria Alisios de verso y prosa, como un
día muy especial.
Nuestra tertulia se
trasladó, casi al completo, al Asilo de La Laguna, invitados por Zoraya Pacheco,
para compartir poesía recitada y cantada con los abuelos allí ingresados.
La experiencia no ha
podido ser más gratificante. Ver sus caras interesadas y pendientes de cada
palabra, sentir sus aplausos, y que después de finalizado el acto nos hayan
hecho llegar su agradecimiento por esa tarde compartida… No tiene precio. Nosotros sí que les estamos agradecidos a
ellos por todo lo que nos transmitieron ese día.
Al agradecimiento a
Zoraya y al la directiva del Centro por dejarnos organizar allí nuestro primer
recital de Poesía solidaria, quiero unir mi reconocimiento a los compañeros que
lo hicieron posible poniendo su voz y sus manos a disposición de la felicidad
de los abuelos. Recitaron: Candelaria González, Carmen Margarita González,
Mercedes González, Carlota Sosa, Jesús García, Emma Coello, Mercedes Reyes y
Luisa Chico. Matale Arozena, Chema Muñoz y Carlos Chico pusieron la nota
musical a la tarde interpretando sus canciones.
Candelaria González recitaría un poema del compañero Francisco Murcia titulado: Una flor en el
camino.
Por qué complicarnos la vida con difíciles cuestiones,
por qué buscar en la ciencia
por qué buscar en la ciencia
lo que de forma tan fácil, tan evidente y tangible
nos ofrece la conciencia.
Solo necesitamos pararnos un poco,
detener nuestro ajetreo,
cerrar con dulzura los ojos,
permanecer en silencio
mientras nuestro corazón
nos desvela los secretos
que por ignorados yacen
en un escondido rincón
donde la razón no alcanza,
pero si los sentimientos que emanan del corazón.
Por eso, Ángeles, te comprendo.
Siente, siente, sobre todo siente
el mundo a tu alrededor.
Aléjate del constante y engañoso parpadeo
de las luces de neón,
y contempla extasiado la belleza que Dios puso
en una solitaria flor.
Párate, no seas iluso, contempla la humilde flor,
cierra un momento los ojos,
siéntela en tu corazón,
pues sus pétalos te muestran
lo que la razón no entiende:
el orden y la belleza de toda la creación.
Párate, no seas iluso,
cierra un momento los ojos
y abre tu corazón,
pues Dios te manda un mensaje
escrito está en esa flor.
©Francisco Murcia
©Francisco Murcia
Carmen Margarita recitó,
acompañada de la guitarra de Carlos Chico, su poema: Antología a la guitarra.
Mercedes González nos
trajo después otro poema de Francisco titulado: Palabras.
Palabras, palabras, palabras,
solo palabras.
Unas tan pesadas como rocas,
otras, tan livianas como el viento,
unas queman como el hierro al rojo vivo;
otras,
por el contrario,
son frías
como el rocío a las primeras luces del alba,
como la escarcha que cubre los campos en el más gélido invierno.
Algunas pasan y ni siquiera te arañan,
otras te cortan el alma como afiladas navajas.
Las hay que vuelan, como las nubes,
como la lluvia que abre las flores en la hermosa primavera;
pero hay otras que te arrastran por la tierra,
que te cubren de lodo,
que te ensucian,
que te hieren,
que te queman las entrañas.
Queman las que quedan dentro sin ser pronunciadas nunca,
pesan las que pronuncias
aunque nadie las escuche
porque son los eslabones de las cadenas que cargas.
Palabras, palabras, palabras,
solo palabras,
nada más que palabras,
unas se las lleva el viento,
otras son rocas pesadas que te aplastan con el tiempo.
Pero son tuyas todas ellas,
todas nacieron en ti.
Unas fueron pronunciadas,
otras se quedaron dentro,
Estén donde estén,
fuera o dentro,
solo son eso: palabras,
los reflejos del espejo donde se mira tu alma.
©Francisco Murcia
Carlota Sosa y su dulce
voz nos llevó hasta su mundo mágico recitando: Sensibilidad.
La sensibilidad es
un mar
que une todo cuanto existe.
Desde la piedra que vibra
a la luz del sol que brilla,
hasta el hombre que es sensible
y percibe otras orillas...
Desde la piedra que vibra
a la luz del sol que brilla,
hasta el hombre que es sensible
y percibe otras orillas...
Cuan más vulnerable eres
más comprendes a otros seres.
Te muestras ante sus ojos,
y no juzgas sus reflejos
al mirarte en ese espejo.
más comprendes a otros seres.
Te muestras ante sus ojos,
y no juzgas sus reflejos
al mirarte en ese espejo.
¿Soy sensible a lo
que piensan,
a lo que dicen de mí cuando me juzgan?
a lo que dicen de mí cuando me juzgan?
¿Qué me mueve y me
conmueve?
¿Es el amor, el
servicio,
el querer destacar en cada oficio,
el afán de conocer
o conocerme?
el querer destacar en cada oficio,
el afán de conocer
o conocerme?
¿Sensible o
sensiblería?
¿Qué emociones son las mías?
¿Quiero ver tu aprobación?
¿Qué emociones son las mías?
¿Quiero ver tu aprobación?
¿Duelen risas
contenidas
desde otros a mi ego?
desde otros a mi ego?
Sentirse juzgado
da un referente
de lo que sientes.
da un referente
de lo que sientes.
Vuelve a ti mismo,
al padre, a la madre,
al origen del abismo.
al padre, a la madre,
al origen del abismo.
Al recorrer los
senderos
de este tiempo pasajero,
muchos viajes sin maleta,
muchas idas y venidas,
algún ¡te quiero!
de este tiempo pasajero,
muchos viajes sin maleta,
muchas idas y venidas,
algún ¡te quiero!
Cambios frecuentes
de traje.
Caer vencida.
Dolor de oruga
antes de ser mariposa.
Caer vencida.
Dolor de oruga
antes de ser mariposa.
¿Qué nos impulsa a
emerger
de ese mar sentimental,
romper cadenas de ignorancia,
desgarrar programaciones,
dependencias...
para volver a ese estado
de inocencia?
de ese mar sentimental,
romper cadenas de ignorancia,
desgarrar programaciones,
dependencias...
para volver a ese estado
de inocencia?
Señor.
Cuando decías
sí no sois como niños,
no entraréis en el reino
de los cielos.
¿Estabas hablando en serio?
Cuando decías
sí no sois como niños,
no entraréis en el reino
de los cielos.
¿Estabas hablando en serio?
Sé que sí,
aunque la inocencia duele.
La sensibilidad duele.
Quiero ser tu aprendiz.
Al fin y al cabo, eres mi centro;
eres mi corazón roto y abierto;
eres mi ángel, mi huerto,
la tierra donde experimento.
¿Qué me mueve y me conmueve?
Buscaré siempre hacia adentro.
aunque la inocencia duele.
La sensibilidad duele.
Quiero ser tu aprendiz.
Al fin y al cabo, eres mi centro;
eres mi corazón roto y abierto;
eres mi ángel, mi huerto,
la tierra donde experimento.
¿Qué me mueve y me conmueve?
Buscaré siempre hacia adentro.
Jesús García, nuestro tertuliano más longevo, nos trasladó
en el tiempo en su poema: No te olvido.
Emma Coello recitaría el
poema de Francisco (que no pudo estar en el acto por problemas de salud): El
ocaso.
Te veo en mis sueños,
caminas delante de mi,
y lejos,
el ocaso de un encendido naranja,
perfila tu hermosa figura,
y me quedo anonadado con la belleza del sol,
y con tu propia belleza enmarcada en el ocaso.
Tules de rojo y naranja visten el horizonte,
manchas de grises oscuros,
mensajeros de la noche ribeteados de rosa
están llamando a la luna que por el naciente asoma.
¡Oh Dios! no permitas que despierte,
déjame contemplarla mientras este sol se esconde,
déjame admirar su figura a la pálida luz de la luna,
deja que nuestros corazones gocen
mientras ella nos alumbra y se produce el ocaso,
y auque solo sea en sueños,
fundirnos en un abrazo.
©Francisco Murcia
Mercedes Reyes nos dio un
paseo por Arafo con su poema: Mi pueblo.
su música en la
plaza, en los días de la fiesta del patrón,
me gustan sus
empinadas calles, sus chorros secos,
sus viejas casas
de rojos tejados, de balcones de tea,
me gusta el canto
del gallo,
que desafiante a
los demás espera la salida del sol,
el olor del
invierno, a su tierra
que estuvo muchos
días quemándose
y que luego la
lluvia, le deja su olor
característico a
tierra árida mojada.
Aun recuerdos
aquellos juegos en la calle,
el tejo, la
pelota, el aro, la soga, trompo y boliches,
tantos y tantos
juegos, me llegan a la memoria.
En él, en mi
pueblo, tuve la oportunidad de amar y ser amada,
de querer y ser
querida, de conocer el amor.
ese primer amor,
que siempre llevas dentro,
y que recuerdas
siempre, con cariño y nostalgia a la vez,
me gusta mi
pequeño pueblo,
su gente amable y
hospitalaria
quizás porque te
das cuanta del paso del tiempo
que los años pasan
y tus recuerdos también,
¿será porque te
haces mayor?
O tal vez, ¿Porque
ya no es como tu lo recuerdas?
En cualquier caso
me gusta mi pueblo
Pueblo de música
ritmo y son………. Arafo
©Mercedes Reyes
Y Luisa Chico sería la
última en llevar a los abuelos, de viva voz, el texto que había escrito hace
tiempo para ellos: Me veo reflejada en ti.
«Te miro y no puedo evitar fijarme en
los surcos de tu cara.
En cada uno de ellos veo una vivencia
diferente: aquel sufrimiento oculto y callado, un sobresalto inesperado, un
ansia contenida, un adiós no deseado, un esfuerzo nunca suficientemente
valorado…, y aún así ese rostro tan rugoso es fácil de desplegar con una
sonrisa cuando ves llegar a aquellos que amas.
Te miro y no puedo evitar ver tus
manos marchitas por el tiempo.
En cada dedo amorfo puedo intuir el
paso del tiempo que ha dejado impresas las huellas del trabajo imparable e
impagable, los rigores del frío cuando no tenías ni para comprar la crema
liberadora de tiranteces, ni tiempo para un masaje saludable y reconfortante…,
y aún así esas manos áridas y castigadas son capaces todavía de propiciar
caricias suaves y cálidas a quienes tienen a bien cogerlas afectuosamente entre
las suyas.
Te miro y no puedo evitar reparar en
tus pies que parecen cada día más pequeños, embutidos en esas pantuflas
confortables.
Pienso en todo el peso que han debido
soportar a lo largo de tu, ya extensa, vida. En los miles de kilómetros que
habrán recorrido en pos de los tuyos o allanando el camino a aquellos que
venían detrás liberándolos, con tus pasos, de piedras y tropiezos indebidos, y
que aunque el paso del tiempo haya pasado su factura y hoy valgan sencillamente
para desplazarte tambaleante en tus cortos paseos, parten, no obstante, todo lo
raudos que pueden tras tus seres queridos en cuanto estos demandan tu apoyo.
Te miro y es fácil reparar en tu
espalda encorvada por el peso de los años y el trabajo. Parece como si sobre
ella pesaran los mil avatares de la vida.
No puedo evitar pensar en la cantidad
de peso con que habrás ido cargándola día a día, mes a mes, año tras año, y aún
así sigue sosteniendo los pesares de tu entorno, las penas de los demás, los
adioses inevitables y dolorosos, como si tus fuerzas no estuviesen ya
desvaneciéndose también, más allá de lo que tu energía interior te indica.
Te miro y no puedo evitar que se me
abra la sonrisa; una sonrisa impregnada de ternura sólo con mirarte. Y me
gustaría tener el poder de hacer desaparecer las arrugas de tu cuerpo y de tu
alma. Aliviar tu cansancio antiguo e ignorado por tantos. Devolverte un poco de
todo el amor que tú has repartido a manos llenas a lo largo de la vida.
Tomar esas manos encallecidas entre
las mías y acariciarlas con devoción, llenarte el rostro de besos, mientras
fundo nuestros cuerpos en un abrazo, con la esperanza de que mi energía vital
se traslade al tuyo y te ayude, egoístamente por mi parte, a seguir adelante un
poco más, para así poder seguir disfrutando de tu compañía, tus palabras, tu
sonrisa, y tu saber estar el mayor tiempo posible.
Déjame cantarte bajito, al oído, aquel bolero que sigue sonando en tus recuerdos y acompañar hoy tu corto paseo, adecuaré mi paso al tuyo y te tomaré del brazo, vagaremos por el jardín entre las flores que tanto te gustan dejándonos impregnar de su aroma y su color, de su vida que es la tuya y a la vez la mía… Te miro y me veo reflejada en ti».
Déjame cantarte bajito, al oído, aquel bolero que sigue sonando en tus recuerdos y acompañar hoy tu corto paseo, adecuaré mi paso al tuyo y te tomaré del brazo, vagaremos por el jardín entre las flores que tanto te gustan dejándonos impregnar de su aroma y su color, de su vida que es la tuya y a la vez la mía… Te miro y me veo reflejada en ti».
©Luisa Chico
Chema Muñoz (cantautor, poeta y padrino del colectivo), y Carlos Chico, cantautor, deleitaron
a los presentes intercalando sus canciones con los poemas de los compañeros.
Además Chema se animó a recitar, fuera de programa, su poema: Alma canaria https://www.youtube.com/watch?v=9F0UIi0Bq8Q
Además Chema se animó a recitar, fuera de programa, su poema: Alma canaria https://www.youtube.com/watch?v=9F0UIi0Bq8Q
La mitad de las cosas
https://www.youtube.com/watch?v=o-ZjrbzI1B8
Y
Matale Arozena cantaría, a capela, su canción: Habanera de mi tierra.
El alisio, enamorado,
viste mi tierra,
los valles y los barrancos,
todos, su rumor encierran.
montañas, campos y peñas,
su sonido va envolviendo y la tierra, agradecida,
bailan entre los caminos,
lo convierte en malagueñas. También folias e isas mezclando su melodía,
formando un lecho de nubes
con el rumor de los pinos, y ante el Teide vigilante, el alisio se
arrodilla,
bordando encajes de espuma
para tanta maravilla. Y ya en la costa el alisio, con las olas coquetea, y
adornando las mareas
el eco de una habanera.
De este juego transparente se insinúa, mensajera,
recordando al emigrante.
©Matale Arozena
La conexión entre rapsodas, cantantes y abuelos fue tal que incluso una de las residentes se animó a recitar para nosotros.
Las compañeras de tertulia Adela Corujo y Margarita González también se desplazaron con nosotros a La Laguna, a pesar de que, por motivos de salud, no habían preparado su intervención en el recital, apoyando con su presencia la casi totalidad del colectivo.
Y aunque lo nuestro sean las palabras, dejaré aquí el resto de las fotos de Zoraya por aquello de que: una imagen vale más que mil palabras. Son fieles reflejos de momentos felices y eso es siempre bueno recordarlo.
De nuevo mil gracias a todos por hacer posible una tarde tan feliz.
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