martes, 20 de junio de 2017

RETO: La mirada de un perro

En el mes de mayo propusimos como reto escribir algo a la mirada de un perro.
Tres de nuestros tertulianos de honor: Félix Díaz, Fabio Carreiro y Eusebio Marrero también lo aceptaron y nos hicieron llegar sus textos.
¡Gracias por compartir con nosotros chicos!


TU DIOS
Yo soy tu dios. Para ti, lo único que importa son mis decisiones.
Si te llamo, vienes corriendo, si no te llamo, te quedas triste, en tu sitio.
Si te doy comida, ¡estupendo!, si no lo hago, ¡mala suerte! Te quedas con hambre.
Si te saco de paseo, eres feliz. Si no te digo nada, estás triste.
No me entiendes, no sabes por qué hago lo que hago; pero eso no tiene importancia.
Las decisiones de los dioses son inexplicable. Tú no eres más que un perro y no te preocupas por
tales asuntos. Solo los dioses, solo los humanos.

©Félix Díaz

 IRIS
Mi gran danés arlequín, Daky, después de la perdida de su amiga Phoebe por una enfermedad de  las que no se nombran, creo que entró en una etapa de anorexia. No solo dejó de comer, sino que se encerró en su caseta, se pasaba las horas tumbada con las patas delanteras cruzadas mirando pasar las horas.
A todas estas, se me ocurrió que una amiga con la que jugar le vendría bien, igual una cachorra la distraería, Daky necesitaba algo en lo que ocupar su tiempo, algo que la mantuviese ocupada.
Con este propósito, empezamos empezamos a buscar y encontramos cachorras gran danés como Daky, muy bonitas. Es curioso ver como la obsesión por la estética no es exclusiva de los humanos, ha llegado al mundo animal. Los animales se tasan por su apariencia y su pedigree, es vergonzoso ver como hemos establecido categorías sociales en los animales. Por un lado tenemos los nobles con titulo nobiliario o pedigree y luego la plebe. Los perros con título me parecieron excesivamente caros, me dio vergüenza el gastar esa cantidad por un capricho , así que empezamos a buscar otras opciones.
Lo primero fue en el entorno cercano, grupos de amigos, pero nadie tenía cachorros y sin pensarlo fuimos a buscar algo en un refugio para animales. Al principio me daba miedo, no sabía lo que podíamos encontrar, y si me da pena el verlos encerrados y abandonados, y si me afectaba lo que iba a ver… Los refugios nos lo pusieron fácil, pusieron pegas para que los visitaran, que si hoy no puedo, que si la semana que viene, que si… Estando en este proceso uno de los refugios nos hizo un hueco, nos recibieron en ADEPAC que es un refugio con una gran cantidad de perros, tanto que tienen todo su espacio lleno y están agobiados porque les siguen llegando animales abandonados y no saben qué hacer. Yo, sigo sin entender como es posible criar un perro y luego dejarlo abandonado a su suerte en cualquier lugar. Es que no piensan que eso nos puede ocurrir a todos, sí, nos pueden abandonar, una vez que ya no seamos necesarios, pueden prescindir de nosotros… ¿Dónde está el cariño?
Cuando entramos en el refugio, mi pareja y yo, en lo primero que nos fijamos es que habían muchos animales, pero estaban felices, no tenía nada que ver con lo que esperaba encontrarme. Se acercaron unos cuantos perros a recibirnos moviendo sus rabos alegremente, a pesar de tener un pasado y una historia que contarnos, vinieron alegremente a recibirnos. Muchos de estos animales donde mejor han estado ha sido en el refugio, con que poquito se conforman. Aquí es donde muchos han recibido sus primeras caricias, su primera cama caliente, y otros que dormían en almohadones se han quedado sin saber qué hacer hasta que han llegado aquí. Cada uno tiene algo que contar y su pasado condiciona su presente, unos son agresivos, otros solitarios, deprimidos… se han acostumbrado a sobrevivir en la calle.
Mi primera impresión, a pesar de mí miedo innato a los perros, fue satisfactoria. Me gustó el hecho de verlos contentos, casi me atrevo a decir que alegres. Entramos en la nave,  y empezamos a pasear por entre sus habitáculos, cada uno tiene su habitación y una pequeña terraza, unos la comparten y otros no. Yo intentaba no acercarme a ningún lado, me dio miedo el ver tantos perros juntos, me sentí pequeño a su lado. Nos separaba una reja y me sentí incomodo, tenía en mis manos la posibilidad de cambiar la vida de alguna de ellas y me dio panico el tener que elegir. Caminando por el pasillo central, llamó mi atención una que no ladraba, permanecia en silencio. Al acercarme me lamió la mano y creo que en ese instante me conquistó. A pesar de todo fuimos capaces de irnos con el proposito de pensarlo. me parecía injusto el llevarnos a una y no a los demás, pero la vida tambien es injusta y hay que tomar decisiones. esa misma tarde llamamos para comunicar que adoptabamos a Iris. Al día siguiente la fuimos a buscar y despues de completar su ciclo de vacunas la llevamos a casa.
Ahora empezaba otro proceso, ver la reacción de Daky e Iris juntas. Esto fue cuestión de segundos, se olieron y se fueron a correr al jardin como si se conocieran de siempre. parecia que incluso hablaban entre ellas. Comenzó la etapa del juego, corrian, saltaban, parecia que bailaban. Agotadas se tumbaban a la sombra de los árboles del jardin. Me llamó la atención el que se acostaban juntas, incluso tocandose. Daky había conseguido una amiga con quien distraerse e Iris una casa para vivir y un entorno en el que sentirse querida. Al llegar la noche, Daky se fue a su casa, es muy grande y hay espacio para las dos e incluso para más, pero Iris no quiso entrar. esa noche la pasó en el balcón a la intemperie y para colmo esa noche llovio.
- ¡Iris! ¡A casa! Le grite una y otra vez. Le intente explicar que ya no era una vagabunda, que ya tenía casa para dormir. Siguio de cabezota y se dejo mojar hecha un rosquete durmiendo al raso.
Así fue pasando el tiempo, le preparamos otra casa, pero Iris siguio igual. Creo que recordaba su pasado, pero su pasado de dormir en libertad o su pasado de no tener donde dormir. No sabiamos qué hacer.
Un día sin proponerlo nadie estrechamos la puerta  de su casa y ya solo podía entrar ella, es pequeña. En cuestión de días empezo a dormir en su nueva casa, fue como sí la hiciera suya, allí solo entra ella, ya tiene su lugar exclusivo y privado. Creo que era lo que le faltaba para sentirse parte de esta familia, el tener su parcela, es curioso lo parecidos que son a los humanos, con la salvedad que ellos nunca nos abandonan.

Cada día juegan juntas, corren y saltan como locas, se han convertido en inseparables, lo que hace una le sigue la otra y al revés. Yo creo que tanto una como la otra son felices, pero a veces no puedo evitar el pensar qué pasará por su cabeza... si recuerda a esa amigas del refugio, si recuerda esa noches en la calle... Yo solo deseo que sea feliz.   

©Eusebio Marrero

UNA MIRADA AL VACÍO
Camuflamos el vacío en la rutina, en las cosas cotidianas. Sin embargo, hace un par de semanas que la rutina, que lo cotidiano ha cambiado irremediablemente para mi, pero tengo que seguir adelante, casi todo el rato, como si no pasara nada. Al fin y al cabo, las cosas son así.
Distraemos el vacío amando todo lo que la vida nos permite amar y a veces incluso lo que no, lo pequeño y lo grande, lo hermoso y lo absurdo, las cosas y los animales. A él lo quise desde que llegó aquella tarde en una caja de zapatos y por los trece años que nos acompañó en casa. Ahora que se ha ido, el ostentoso vacío que ha dejado por todas partes me incomoda y a veces, me duele y me dan ganas casi de reprochárselo y quejarme aunque enseguida recupere la cordura y comprenda que el pobrecito no tiene la culpa de nada.
Engañamos al vacío, a la tristeza casi siempre pero al final siempre nos encuentra de una manera u otra, mientras hacemos un sandwich o damos el paseo de costumbre junto al mar. Antes, al despertarme, casi siempre había escuchado ya sus pasos rondando el pasillo y el salón, no es que fuera muy cuidadoso ni demasiado educado, hacía bastante ruido al beber, al desayunar, al salir a la terraza alegre por el regalo de un nuevo día, como si quisiera animarme a mi también, hacerme comprender algo que tantos días se nos escapa, que vivir es un jodido milagro. ¡Lamento tanto que ese sol que nos molesta por la mañana, al abrir los ojos ya no pueda disfrutarlo él! Me inundaba con su luz: empujaba la puerta de mi habitación torpe pero eficazmente con la cabeza y venía alegre a saludarme a la cama. Ahora el vacío, el silencio anudan mi garganta, provocan olas de angustia en mi estómago cada mañana, si pienso en él y su limpia y simpática mirada. Pero intento no pensar.
Uno se distrae del vacío, de la soledad con muchas cosas. Con toda la poesía que le leía y que no parecía entusiasmarle, nos distraíamos tantos domingos aburridos, de esos en que no hay nada que hacer. ¿Y podíamos hacer algo mejor realmente? Pienso ahora. Algo habría aprendido de literatura, siempre pensaba que lo comprendía todo (desde luego lo que le interesaba si) y creo no le hubiera gustado que cayera en los tópicos de denominarlo amigo fiel, etc. aunque tal vez si hubiera aceptado ahora con modestia que le dedicara los poemas que Neruda o Storni escribieron a sus perros muertos. 
Pienso en él y sigue existiendo como una esperanza que no se si realmente me hace daño, porque de los muertos esperamos su regreso durante “ardientes años” como dice el poema de Dickinson. Y es que al entrar en casa tengo que ahogar las ganas de llamarlo para que acuda desde el fondo del pasillo a saludarme, evito que se me caiga cualquier trozo de comida al suelo (ahora si es un desperdicio, no una excusa), evito mirar su rincón favorito detrás del sofá de papá. En definitiva, intento no mirar el vacío. Aunque yo solo pretendo quedarme con la alegría de su vida y no con la tristeza de su muerte, con su mirada confiada frente al mundo, un mundo en el que ya no está, ni estará nunca más. Se trata de un recuerdo con el que he de conformarme, que endulza pero no cura pero que me acompañará siempre y que con el paso de los años, aunque nada espere, indudablemente, me reconfortará.

©Fabio Carreiro




Nos visita el escritor Javier Marrero

El martes 20 de junio un nuevo autor, Javier Marrero, visitó la tertulia como escritor del mes para compartir con todos nosotros su obra y sus motivaciones a la hora de sentarse a escribir.


Javier Marrero nació en La Laguna en 1965, es economista. Tras finalizar sus estudios universitarios, inicia su andadura profesional en Suiza y, más tarde, en Las Palmas de Gran Canaria, llevando a cabo actividades de control de costes y presupuestos para distintas compañías. 
Posteriormente se establece como consultor de empresas y administraciones públicas, desde una firma local de Santa Cruz de Tenerife de la que fue socio fundador, labor que compaginó con la de profesor universitario.
Durante los últimos veinticinco años, ha desarrollado, desde la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, su propio proyecto empresarial, como asesor y consultor de empresas. En la actualidad, compagina la docencia como profesor universitario, con la escritura, su gran pasión.
Nueve y media en Junta Suprema es su tercera novela; precuela de La visión de Alma (2011), primera novela del autor, ambas forman parte de la serie La Reserva, cuya tercera parte, ya redactada, permanece aún inédita. Su segunda novela, Mujeres en la encrucijada (2013), forma parte de la prestigiosa serie G21, Narrativa Canaria Actual, publicada por Ediciones Aguere y Ediciones Idea.
  

Como un tertuliano más compartió con nuestras lecturas y su trabajo. Desde su sencillez y esa humildad que lo hace grande se ganó a la tertulia desde sus primeras palabras.
En este rinconcito de la tertulia en Internet le damos las gracias por su amabilidad y disposición. Contamos con volver a disfrutar su saber y su compañía en otras ocasiones.

 
Finalizó la tarde compartiendo con nosotros una rumba que arrancó la sonrisa a todos los asistentes poniendo así el broche de oro a una tarde distendida y gratificante.

CARMELA

Por ventanas dos luceros
Redondos, avellanados
Que te observan jaraneros
Y pintan lo que has soñado.

Soberbiamente enmarcados
En una piel ebanada
Lienzo a menudo evocado
Esa boca, esas orejas
La nariz y las pestañas
Hasta las mismitas cejas
Te dejan congestionado.

Sobre un cuerpo estilizado
Largas piernas y caderas
Divinamente moldeadas
Cual circuito de carreras
De Jerez o del Jarama
Tanto da el uno que el otro
Ya que los que son profanos
(Mejor dicho, los que somos)
En ambos dos derrapamos

Voluptuosa muchacha
De andares insinuantes
Aviso a los navegantes
De mares apasionantes
No mostrarse vacilantes
Deben estar a la altura
Y mostrar siempre su bravura
Desde este mismo instante

Felipe recién llegado
Directito del gimnasio
Tomó el aire y se dispuso
Mientras miraba de lado
A mostrar a aquella diosa
Que en toda la corraliza
No hay pavo como su pavo
P´a semejante maciza

Saliendo también al paso
De los Santos, Borja Mari
En ristre lleva unas llaves
Las llaves de su Ferrari
“a esta yo me la levanto
como que me llamo Borja
no tengo duda no tengo
Tampoco tengo oponente
que se oponga, que la tiente
con otra cuenta corriente”

Voluptuosa muchacha
De andares insinuantes
Aviso a los navegantes
De mares apasionantes
No mostrarse vacilantes
Deben estar a la altura
Y mostrar siempre su bravura
Desde este mismo instante

Mientras la bella seguía
Avanzando por la sala
A su lado la María
–su prima, tal vez, sería–
Nadie su nombre sabía
Y nadie le preguntó
Siguió avanzando siguió
Hasta la barra llegó
Y en una afortunada silla
Apoyó las posaderas
¡Qué pose, qué maravilla!

Allí mismo debatían
Mario Augusto, el abogado
Hombre culto y preparado
Educado y cultivado
Con José Andrés Díaz Marchante
Profesión economista
Profesor, doctor, tunante
Deportista y algo artista
Profusamente centrados
En discutir de la crisis
Esa que nos tiene a todos (bis)
Seriamente preocupados

Cuando los dos enfocaron
A la dulce compañía
Que se encontraba allí al lado
Al lado de la María
No supieron demasiado
No supieron, no sabían
Cuál estrategia sería
La correcta en la conquista
Del corazón de la diva
Mostrada ante su vista



Y ambos enmudecieron


Incluso empequeñecieron
Por su cintura de avispa

Voluptuosa muchacha
De andares insinuantes
Aviso a los navegantes
De mares apasionantes
No mostrarse vacilantes
Deben estar a la altura
Y mostrar siempre su bravura
Desde este mismo instante

Hizo su entrada en la sala
Carmelito “El Medialeche”
Un metro setenta y cinco
Apenas sesenta kilos
Caminaba dando brincos
Con andares de felino
La muñeca hacia el tobillo
Vio a la chica y sin pensarlo
Se dirigió hacia la misma
¿Es que habré perdido el tino
me he muerto y he revivido
mas no aquí, sino en los cielos
donde ángeles sin par
de belleza celestial
te reciben, Ay Carmelo?

La que hacía compañía
Y aguardaba con paciencia
A la vera de María
Se rió con la ocurrencia
Carmelo, que no hablaba en vano
La miró con desparpajo
La miró de arriba abajo
Y fue directito al grano
Le preguntó lo que siempre
Pregunta a las mujeres
Mirándola a los ojos
Con su voz más penetrante
Esto es muy importante
dime, ¿de qué equipo eres?

De inmediato le contesta
La morena sorprendida
Yo soy der Beti, mi arma
Verdiblanca toa la vida
Carmelito emocionado
Ante la franca salida
Ere una mujé con gusto (bis)
en mi afición más querida

Tras esta declaración
Sencilla, apasionante
Quedó claro al culturista
Al abogado, al tunante
(que también economista)
Dentro de su corazón
No importa su condición
Ni tampoco que sea bella
Sólo había una obsesión

Por dentro está sonriente
Ha llegado lo que espera
Más allá de aquella ardiente
Imagen guantanamera
Su deseo más presente
Lo que más quiere Carmela
Es que alguien sonriente
Algún día descubriera
Que tras la bella presencia (bis)
Se esconde una futbolera

Voluptuosa muchacha
De andares insinuantes
Aviso a los navegantes
De mares apasionantes
No mostrarse vacilantes
Deben estar a la altura
Y mostrar siempre su bravura

Desde este mismo instante.
©Javier Marrero
Javier tiene una página oficial de la cual les dejo aquí el enlace por si desean ahondar un poco más en su trabajo: 
http://jmarrero.com/