miércoles, 29 de junio de 2016

No visita el escritor Fabio Carreiro Lago

En la tarde del 28 de junio nos visitó en la tertulia de los martes el escritor Fabio Carreiro Lago.


Fabio Carreiro, joven gijonés residente en Tenerife, nos dio a conocer, someramente, su novela El jardín de los púnicos, obviando el seguir hablando de su obra literaria sobre arqueología, para centrarse en lo que él consideró que podía beneficiar más a nuestra tertulia, por lo que nos habló de su metodología de trabajo y aportó a la misma ideas y sugerencias de todo punto utilizables por estos tertulianos que dan sus primeros pasos en el arte de escribir.

Nuestro reconocimiento al autor por su generosidad y su disposición para compartir con nosotros sus conocimientos. Esperamos de nuevo su visita en la que degustaremos unos rosquetes laguneros que prometió al Club.

Conócelo más en su blog personal:
O también pinchando estos enlaces:


El jardín de los púnicos. 

Alberto Bouza es un joven abogado que un día decide marcharse de su casa sin decir prácticamente nada a nadie. ¿Qué le lleva a tomar esa decisión que parece tan exagerada? En opinión de su amigo Óscar Illada,un estudiante de Historia, hay muchos motivos que le han podido empujar a ello. ¿Pero cuál ha sido el determinante? Y sobre todo, ¿a dónde ha ido? Además de tener que intentar comprender la precipitada marcha de Alberto, Óscar tiene que enfrentarse antes de terminar la carrera a uno de los mayor problemas de la historiografía canaria, el origen de los guanches, a través de las clases en la Facultad, las tutorías y las experiencias de campo en yacimientos arqueológicos, siendo un tema en que a nivel académico hay dos posiciones antagónicas e irreconciliables y en el que tendrá que tomar partido, descubriendo que las cosas no siempre son lo que parecen y que lo que creía sólido quizás no lo era tanto y que al final siempre hay que elegir.


Desde el momento de esas visitas a nuestra tertulia para compartir tanto con nosotros queda nombrado Tertuliano de Honor. Todo un privilegio contar con su amistad.






lunes, 27 de junio de 2016

Crónica de la clausura del ciclo Primavera de libros


En la resaca de un día maravilloso, el del 21 de junio del 2016, con el cierre de nuestra Primavera de libros, acompañados por tantos autores y amigos, voy a subir a nuestro blog las fotos del evento y una reseña sobre el acto en sí mismo.
Poco a poco iban llegando los invitados y ocupando un asiento en la Sala de Conferencias Pérez Minik de la Casa de la Cultura de Santa Cruz. Textos listos para compartir y muchas ganas de hacerlo por parte de todos, o al menos así lo iba intuyendo yo según se acercaba el momento de comenzar.
Emma con sus certificados de Tertulianos de honor listos para ser entregados a nuestros generosos amigos, Mercedes cámara en ristre dispuesta a plasmar en imágenes todo lo que aconteciera allí en un día tan especial… Y comenzó el acto.
Después de que yo diera la bienvenida a nuestros invitados daría comienzo nuestro mini-maratón de textos en clave de verso y prosa. Y ya que yo tenía la palabra abrí fuego con este pequeño relato.


Un momento de tranvía

Me mirabas… o quizá no.
Tu rostro varonil y agraciado se volvía hacia mí constantemente, mientras el tranvía atravesaba la agitada ciudad en mañana laborable.
Tus ojos, escondidos tras las oscuras gafas, te aislaban de todos… y de mí. Los míos, puestos a buen recaudo tras las mías, recorrían golosos tu figura atrayente tratando de ser discreta pero sin poder abstraerme al imán de tu presencia bamboleante, cogido a aquella fría barra.
No sé cuánto tiempo pasamos en ese sí pero no, de mirar sin querer hacerlo, de sentirnos lejanos y desconocidos, pero cercanos y conectados por un tiempo irrepetible.
Cuando bajaste del tranvía, una parada antes que yo, sentí el impulso, casi irrefrenable, de seguirte, pero la cordura me mantuvo pegada a mi asiento. Mi mirada, te persiguió ávida mientras cruzabas la calle presuroso con el maletín columpiándose indolente en tu mano derecha, y envidié la piel de su asa porque podía sentir el roce de una piel que yo nunca podría tocar.
Cuando el tranvía volvió a ponerse en marcha, mi entorno dejó de interesarme. Cerré los ojos y seguí pensando en ti.

©Luisa Chico
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A continuación nuestro padrino, el cantautor y poeta Chema Muñoz, nos recitaría uno de sus poemas y además compartió con nosotros una preciosa canción, con lo que nuestro recital unió música y palabra.

 

Y quieres que no te quiera
(A quien hizo de mi un licántropo del amor, a su boca, a sus ojos y a su sangre).

Tú quieres que no te quiera, si tu piel es la alameda donde pasea mi piel.
Es el árbol donde oculto, el regazo donde apoyo los secretos de mi amor.
Yo si te quiero querer y te he querido siempre desde que tú me miraste desde el fondo del deseo. Yo si te quiero querer y te he querido siempre escondiéndote mi amor paseándolo a la aurora. Los secretos, los susurros, las miradas que de noche nos damos a luz de luna. ¿Y quieres que no te quiera? si los ríos de tu sangre desembocan en mi boca, y la luz que me ilumina se nutre de nuestro sol. Un beso, una caricia, el color de tus mejillas se cruzan con los deseos de tenerte entre mis brazos.
Deseos de ver de nuevo la silueta de tu pecho recortándose en la sombra que se adentra entre mis dedos. ¿Cómo quieres que no quiera a quien he querido siempre? desdoblándose en mi historia, por besarte, por tenerte, por gozarte, por reírte entre mis ojos, por beberte.
Tu quieres que yo no quiera el sonido de tu voz acariciando palabras que se agarran a mi alma como se abraza tu cuerpo y desata las caricias que me das a luz de luna.
Yo si te quiero querer y te he querido siempre desde que tú me miraste desde el fondo del deseo. Yo si te quiero querer y te he querido siempre escondiéndote mi amor paseándolo a la luna. ¿Cómo quieres que no quiera a quien he querido siempre? esperando cada noche, por besarte, por tenerte por gozarte, por reírte entre mis ojos por beberte gritando a los cuatro vientos los secretos, los susurros, las miradas que de noche nos damos a luz de luna.

©Chema Muñoz
Que tal

Qué tal si antes de acariciarnos miramos las estrellas
que viven en los ojos.
Que tal, si acabamos la noche contando las monedas susurrando mentiras,
si iniciamos la muerte que nos queda en las manos.
qué tal, si volamos los valles de tu piel y la mía,
si juntamos cartones sobre el aire del metro,
cambiamos el chalé del portal de la iglesia al gran mármol de un banco,
aunque nunca te fueron los góticos retablos,
los trajes de corbata, ni vivir enjaulado tras de una ventanilla,
pásame la colilla, yo te paso la brisa del vino tetrabrik.
La noche es pa’ las ratas, pa’ putas y borrachos,
pa’ gente interesante que sirve de motivo
pa’ salir en la tele,  lo mismo da que sean actores de la metro,
o sean muertos de hambre como somos tu y yo.
Qué tal, si le metemos mano al banco de la esquina
y ponemos cortinas a todo el universo con la luz de la luna como luz indirecta
tu me cuentas un cuento o yo te leo un verso.
Qué tal si nos comemos la muerte de un bocado y que le den por saco al tío de la limpieza
 seguro que nos hace un bonito epitafio cuando tire el paquete
y recuerde que aquí había un par de suicidas
pásame la colilla yo te paso la brisa del vino tetrabrik
qué tal si les decimos que existe otro lado
que al único que existe le van cerrando puertas y le cierran los ojos
Qué tal si no callamos, si cantamos verdades
si damos un portazo al alma de la gente a ver si conseguimos meterlos en vereda
y se dan de narices con la mierda que arrastran
 tápate con la manta y pásame el pirria que la noche es pa’ nosotros, pa’ ratas de la calle
que pena que no vean el lomo gris que tienen
y corten los bigotes que a los pobres nos salen
la noche es pa’ las ratas, pa’ putas y borrachos,
 pa’ gente interesante que sirve de motivo pa’ salir en la tele, +lo mismo da que sean actores de la metro, o sean muertos de hambre como somos tu y yo.
Pásame la colilla, yo te paso la brisa del vino tetrabrik.
Qué tal si nos dormimos al aire de este siglo
si le metemos mano al banco de la esquina
y ponemos cortinas a todo el universo con la luz de la luna como luz indirecta,
tú me cuentas un cuento o yo te leo un verso
la vida no es pa’ ratas como somos tú y yo.
Pásame la colilla, yo te paso la brisa del vino tetrabrik.
¿Qué tal?

Si la felicidad te regala o te afrenta

Hoy por fin, he decidido no dormir en la izquierda, ocupar todo el lecho, porque tengo el derecho a ser dueño en la noche de todo el firmamento, no sé porque guardaba ese espacio tan mío si sólo lo encontraba en hora tempranera cubierto del roció que recoge en tu ausencia. He decidido hoy ponerle complacencias a todo mi organismo, decirme por ejemplo ¿por qué no amar a alguien que viva al otro lado? que desnude su cuerpo cuando a mi me apetezca y ser su amante hoy para darle a la puerta ese placer tan suyo de topar con narices. De serle yo su adonis, de mirarla a los ojos Cuando ella acaricie solo con sus palabras. Tenemos la manía de querer dominar el aire Y las alondras, las batallas de otros, poniéndole el final que a nosotros nos place, haciendo de los otros lo que se nos antoja, usándolos cual manto que cubra los errores que nos dan los antojos. No mirar a los ojos y ocultar intenciones que son como girones cuando son descubiertas dolores egoístas, con el valor de dar dolor sin menosprecio y no prestar aprecio tan solo al egoísmo. Se abren los abismos entre tú y tu alma Ya no encuentras la calma y ríes falsamente se nos nubla la mente, nos engaña la vida ofreciendo las manos vacías de pasión mirando hacia otro lado, hacia ese lado izquierdo que lo ocupa otra piel esa que tú has comprado por nada, por la que tu vomitas cada vez que te roza por la que se te abre a é tul cuerpo a horcajadas, tus flujos deseosos de aquellas madrugadas. He decidió hoy vivir al centro mismo del centro de mi vida y deshojar si quiero aquella margarita con pétalos impares ser feliz en tu ausencia llenándome la boca solo cuando le arranco un pétalo “me quiere” el siguiente “me quiere” el siguiente “me quiere” por ser ellos impares, me quiere siempre, siempre.
Y borrar de mi agenda si la felicidad te regala o te afrenta.

©Chema Muñoz

De espuma no es la primera vez que rompo con los dioses armando de farolas la distancia en escudos.
Se espera a la noche como hace la luna te roban la palabra te encierran la mirada.
Hoy levanto mi copa por un adiós oculto, la sonrisa se ha ido atrayendo mi alma al son de las mareas.
Y mientras el amor se disfraza de espuma se escapará en los dedos queriendo derramarse.
No es la primera vez que despellejo al día dejándome a jirones las lágrimas abiertas y desnuda la vida y reseca la boca muriendo por un beso seria más feliz comenzarte de nuevo a pasear al alba abrazándote al sol y mientras el amor se disfraza de espuma un soplo lo devora uniéndolo a una nube con forma de coraza, piso las nebulosas de la calle de arriba se esconden tras las puertas todas las alimañas, se huyen desde dentro acobardando el rostro tapándose de miedo los ojos, las ventanas. No es la primera vez que desnudo la vida bebiéndome caricias ausentando tatuajes borrándole las flechas al rojo corazón. No es la primera vez que despellejo al día dejándome a jirones las lágrimas abiertas no es la primera vez que quiero derramarme al son de las mareas. No es la primera vez que despellejo al día bebiéndome caricias muriendo por un beso.

©Chema Muñoz
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Seguiría nuestra compañera Emma Coello ofreciéndonos este texto de su autoría.

 


El rencor
Al final, el rencor no fue suficiente. Intenté por todos los medios que siguiera latente en mi ese sentimiento, me aferraba a él aún sabiendo que me destruiría, pero el tiempo y las circunstancias de mi vida, que evidentemente no eran las mismas, consiguieron que todo cambiara, lo iba a descubrir en breve, el encuentro se hacía inevitable, ya no se podía retrasar más. ¡Hola! Sentí que me decía y, sorprendentemente, su voz sonaba forzada, no tenía la seguridad y el aplomo que le caracterizaba.
¡Hola! Me sentí diciendo, y de pronto, milagrosamente, sentí que todo el rencor y la frustración guardados durante mucho tiempo desaparecían dando paso a otro sentimiento, el de la indiferencia.
¡Dios…! –pensé- Pero como puede ser si hasta para respirar lo necesitaba y ahora… ya ves.
El universo -me dije- felizmente, siempre, siempre, tiene sus reglas que los mortales no conseguimos entender.

©Emma Coello
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Pili Gil-Roldán fue la primera autora en recitar esa tarde ofreciéndonos varios poemas, comenzaremos por conocer el que había hecho ex profeso para ese evento, más tarde recitaría alguno más.

 

Saludo mañanero del Teide a La señora Luna
Buenos días señora.
Buenos, caballero.
¿Dónde va usted tan hermosa, con su traje blanco entero?
Me voy al otro hemisferio, me necesitan, dijeron.

Pues alumbre usted señora. Mañana yo aquí la espero.

©Pili Gil-Roldán Trujillo
Primavera ya te vas
cumpliendo tu cometido
no quedando en el olvido
dejando aquí tu alegría
de paisajes coloridos.

Renaciendo nueva vida
transformando sangre y sabía
viendo el sol amanecer
y los ocasos volver
dejando atrás el invierno,
con semillas por crecer
otras, que ya han crecido
con aromas en el aire
y sintonías volando
delicias para el oído

Tu tiempo de primavera
que va adaptando los cuerpos
al verano que ya espera
esta vez con luna llena


rodeando el mundo entero
en otro rincón te esperan
porque el ciclo se repite
Ahí vas tú, primavera.

Te digo adiós y te espero
para ver tus flores nuevas
el canto de sintonías
del despertar de la vida
de escuchar un te quiero.


Ya te vas primavera
te quedan sólo dos días
decirle hola al verano
dejándole su camino
no quedas en el olvido


©Pili Gil-Roldán Trujillo
Bienvenido mes de junio
todavía primavera
empezaste calentito
dejando ver las quebradas
el contorno del paisaje
manta de color variadas.

El padre Teide imponente
lo saludó en reverencia

A lo lejos se ve el puerto
definiendo su silueta
el cielo azul infinito
y las flores relucientes.

Organizando la orquesta
los pájaros que despiertan
de armonía diferentes
a todo aquel ser viviente.

La mariposa feliz
descansando en hoja verde
el mar a lo lejos limpio
apenas se ven corrientes

Paisaje de primavera
el verano ya te espera


©Pili Gil-Roldán Trujillo
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A continuación Matale Arozena intervendría con una de sus habaneras, que compartió en una mezcla magistral de recitado y canto a capela que consiguió ponernos a todos el vello de punta.

 


(Incluiremos el texto en cuanto la canción salga como primicia al concurso de habaneras)

Elena Villamandos sería la segunda autora visitante de esa tarde en ofrecernos su aportación con este maravilloso relato. 

 

La pérdida y el deseo
Cada noche caigo inconsciente a tu lado y tus largos y delicados brazos se afanan en rodear mi cuerpo. En esos momentos te siento más real que nunca, más real que antes, cuando llegaba borracho por las noches a la casa y no eran tus brazos sino tus lágrimas las que sentía humedecer lenta y silenciosamente mi espalda. Y sí, no te digo que no, que acaso te perdí una vez, hace ya algún tiempo. Sí, acaso podríamos ponernos por una vez de acuerdo y decir que aquel día que te fuiste al fin dando un portazo ya no regresaste más. Pero es que me niego rotundamente a creer que esto sucedió. Ya ves, nuevamente no podremos ponernos de acuerdo y menos aún sobre este punto. Y como veo que de nuevo vamos a empezar a discutir te digo que prefiero volver a escabullirme. Sí, así de previsible soy, ya ves, de nuevo haré todo aquello que tú siempre me reprochaste: huir como un cobarde de vuelta a los bares, suplantar el atroz silencio de tus exigencias por esta maldita ginebra que escuece mi garganta. Sí escuece, pero al menos sé dónde, puedo localizar exactamente el lugar, el modo y el hasta cuándo y cuánto. Y beber, beber hasta quedar exhausto, hasta perder la memoria para regresar a nuestra habitación, meterme entre las sábanas, abrir los ojos y esperar a que el alcohol me ayude a recobrarte. Alzar los dedos entonces hacia la mortecina luz que tantas veces iluminó nuestras caricias y dibujar de nuevo tu cuerpo, largo, desnudo y otra vez tú, tú, tú. Así de sencillo es, ya ves, olvidarme de que no estás, de que jamás te di aquella bofetada y de que tú jamás pegaste aquel portazo. Así de simple, sí, dormirme entre tus brazos, sentir tus pechos desnudos respirando al compás de mi espalda, abrazar tus hombros, tu cuello, tu nuca, toda la extensión de tus muslos, tus caderas, tu vientre que jamás reventó por mi culpa, y saber que aquello no fue cierto, que tú no llegaste en absoluto a tirarte por la ventana de aquella cutre habitación de hotel.

© Elena Villamandos

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La seguiría nuestro compañero más longevo, Jesús García quien le cantó al amor en esta bella poesía dedicada a su esposa Tina:

 

A mi esposa Tina
Puedo acordarme que un día, por amor fuiste mía,
el silencio de la noche, fue recuerdo de un día.
Soñé que entre tus brazos, tu amor me ofrecías,
en el silencio de la noche, solo los besos se oían.
Me abrazabas, me besabas, de gozo tu gemías,
en el recuerdo fue una rosa, la flor de un día,
de tus bellos sentimientos, fue feliz mi vida.
Dulces recuerdos, los primeros que sentía.
Sentir el roce de tu cuerpo, en mi piel viva,
solo recuerdo que al final, llorabas y reías,
Dime mujer que sientes, ser el amor de mi vida,
recuérdalo, recuérdalo siempre, fuiste mía.
Pasaron los tiempos, aún en mi memoria perdura,
Bellos recuerdos, momentos que no se olvidan.
No sé si sentirás la flor que me ofreciste,
pienso que en mi corazón jamás se marchite.
Fuiste la flor de un día, esa flor que no marchita,
dime si siente tu cuerpo lo que sintió aquél día,
capullo joven en flor, qué felicidad dio a mi vida,
recuérdame rosa linda, mi corazón no te olvida.

©Jesús García
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Una gran poetisa, Elsa Hernández, maestra de muchas de nosotras, seguiría ofreciéndonos este maravilloso poema:

  

Poesía y música
¿Podrán separarse un día
la música y la palabra?
Es totalmente imposible,
como la fuente y el agua.

Viajan juntas de la mano
a nadie le piden nada,
porque ellas lo tienen todo
ritmo, sonata y cadencia.

El corazón va contando
lo que por el alma pasa,
con notas tristes o alegres
en la voz de la palabra.

Qué verdes están los pinos
bajo la cumbre nevada,
la música de la brisa
los despeina por el alba.

Y los montes soñadores
con toda su verde gama,
esparcen preciosas notas
escondidas en sus ramas.

Poesía entre los pinos
poesía en la mañana
música entre las gaviotas
que bailan sobre del agua.
Van las dos siempre de mano,
nadie puede separarlas
si decimos poesía,
hay música en la palabra.

Poesía en lo más alto,
Teide, fuego, nubes, lava,
música que va cercando
los rinconcitos del alma.

No me dejes, poesía,
canta siempre, siempre canta,
tú has sido toda mi fuerza,
desde niña me acompañas,
en las feroces tristezas
y en las suaves alegranzas.

©Elsa Hernández

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Carlota Sosa, nuestra poeta del alma, continuó con el acto recitando este bello poema:

  

Es la misma dama

Bajo el cielo amarillo
de la autoconciencia,
la dama vestida de verde
se expresa.
Se le llama madre naturaleza
¡Es tanta su belleza!
todo florece con su presencia.

¿Es la misma dama vestida de azul.
Reina de las aguas y espumas de tul?
Sí. Es la misma dama.

¿Es la misma dama que pinta la flor
que despierta al alba los sueños de amor?
Sí. Sí es la misma dama.
Besa al infinito;
habla sin palabras;
reina de las musas.
De túnica blanca.

Alguien la ha visto de negro,
entre sollozos y lágrimas.
Pero, en esencia,
¡es la misma dama!

©Carlota Sosa
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El escritor Félix Díaz se decantó por compartir con los presentes estos Pasajes del libro del Génesis censurados.

 

Yaveh creó al hombre y a la mujer. Y los creó iguales. Al hombre le puso por nombre Adán y a la mujer Lilith…
Y fue Adán a quejarse a Yaveh. «La mujer es mi igual, y no me obedece», dijo. «Puede yacer con quien quiera, con cualquiera de los seres celestiales, porque le gusta hacerlo». «Sólo tiene los hijos que desee tener, y los tiene cuando desea hacerlo, sin dolor».
Yaveh habló con Lilith. «El hombre se queja de que tú no le obedeces». «Soy su igual», dijo ella, «y no le pido a él que me obedezca, luego tampoco he de obedecerle yo. Soy libre de hacer lo que yo quiera».
Lilith se fue del Paraíso, y fue libre para siempre, pues Yaveh la había hecho eterna, como al hombre.
Yaveh se mostró muy disgustado. Durmió al hombre y le quitó la vida eterna. «Sólo vivirás el tiempo que yo decida», dijo Yaveh.
Y con la costilla de Adán, Yaveh hizo otra mujer. La llamó Eva, y le dejó un precinto de garantía para poder saber cuando yaciera con un hombre por primera vez, y que ese hombre también lo supiera.
Adán comprobó que Eva tenía precinto, y supo así que él era el primero en yacer con ella. Y le pareció que era bueno saberlo.
Y Eva le obedecía siempre que él le daba una orden.
De Lilith ya no se supo más.
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Luego llegaría nuestra compañera Mercedes González con su escrito al café:

 

El café

El café, un amigo inseparable de los que siempre están cuando te encuentras un poquito desanimada o de capa caída, en esos momentos una tacita de café te reanima y te da las fuerzas para empezar las tareas de un nuevo día.
La planta del café nace de unos arbustos, cuando brota el capullo es de color verde, va cambiando de color y cuando se abre brotan unas delicadas flores blancas que, vistas de lejos, parece como si hubieran espolvoreado el paisaje con una fina capa de azúcar en polvo.
El café todo en si es una delicia, su aroma, la fragancia de la flor y algunas de sus propiedades.
Y de un modo más agradable sirve también para reunirte con tus compañeras de la tertulia en una buena cafetería a tomarse un cafecito, o lo que apetezca a cada uno, darle un poco a la sin hueso y pasar una tarde diferente y agradable.

©Mercedes González
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Cristi Cruz la siguió leyendo varios pasajes de su libro En el centro del viento y al día siguiente publicaría en su blog personal la siguiente reseña.

https://cristicruzreyes.com/2016/06/22/tertulia-alisios-de-verso-y-prosa/

Extracto de la novela En el centro del viento
(Parte I. Encuentros y desencuentros)
         Era un sitio a medida de los turistas. Todo muy ordenado y limpio. Teresa me observaba con cierta desconfianza. Yo sabía que le asustaban mis ojos redondos como platos, que no querían perderse detalle. No sé por qué yo ya intuía que cuando saliera por aquella misma puerta, nada seguiría siendo igual. Ni la desconfianza de Teresa ni mi intuición tenían fundamento alguno, sin embargo,  ambas eran totalmente acertadas.
En el escenario, un grupo de cuatro hombres interpretaba con dedicación y entusiasmo  una canción tras otra. Dos de ellos parecían muy jóvenes, el tercero podría estar rondando los setenta años, y el que tocaba la trompeta no parecía ni joven ni viejo. Me quedé colgada de su cara y de sus ojos mientras pensaba que pocas veces en la vida había contemplado una expresión de tanta concentración y devoción por lo que se está haciendo. Se mojaba los labios y se llevaba la trompeta a la boca, se le formaban unas pequeñas arrugas en el entrecejo y adoptaba un semblante serio y profundamente atractivo. Nunca, en toda mi variada vida de encuentros y desencuentros, había mirado y deseado tocar la piel de alguien con tantas ganas como deseaba tocar la hermosa y, presumiblemente,  suave piel negra de los brazos del músico.
(…)
Tremé era diferente al resto de la ciudad. Allí todos hablaban con todos. Los músicos interpretaban sus gigs, sus actuaciones, en un diálogo constante con el público. Músicos y audiencia eran todo uno. Cantaban, bailaban, hablaban a coro, se reían, aplaudían… todos juntos. No había sido así en el local de Bourbon Street unas horas antes. En aquel local los músicos estaban sobre un estrado y el público, ordenado y silencioso, sentado a las mesas o en la barra, permanecía casi inmóvil, mirando o, como mucho, balanceando el cuerpo tímidamente al ritmo de la música.
En una noche en Tremé, donde se sucedían los bares, unos tras otros, repletos de gente, se escuchaba de todo: jazz tradicional, jazz moderno, rock, música de los indios… Era como estar al mismo tiempo en lugares con sabores muy dispares: sabor africano, español, francés... Una mezcla irresistible de culturas.
(…)
Estaba amaneciendo cuando caminaba de regreso al hotel. Contra toda lógica y precaución, había querido regresar sola. Llevaba en los ojos el rostro del hombre que me contemplaba como si no fuera a despegarse nunca de mi cara; en los oídos, la música de todos los locales que habíamos recorrido en una peregrinación frenética por el barrio y la voz que me susurraba cada palabra, como si no quisiera ahuyentarme de su lado; en la nariz, el delicioso aroma de las comidas cocinadas en barbacoas ambulantes y el olor de un cuerpo que sería ya para siempre inconfundible; en la boca, el sabor de algo nuevo y al mismo tiempo viejo; en la piel, la certeza de que nunca más volvería a sentir lo que me transmitió el cuerpo del trompetista. Con todo aquel equipaje caminaba sintiéndome dulcemente cansada; sentía una seguridad recién estrenada al mismo tiempo que  un desconsuelo abrumador agarrado al estómago. Y perplejidad. Cuando llegué al hotel ya empezaba a echar de menos la ciudad a la que aprendí a querer casi antes de conocerla. A él, comencé a extrañarlo desde el primer beso.
©Cristi Cruz Reyes


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Nuestra compañera Adela Corujo se había decantado por escribir algo especial dedicado a nuestra tertulia y lo leyó emocionada.

 

Día de tertulia

Hoy es día de tertulia,
nos vamos a reencontrar,
lo hacemos todos los martes
en la casa cultural.

Me encanta oírlos compartir,
unas veces son poemas
y otras veces son relatos.

Nos deleitamos hablando,
escribiendo nuestras cosas,
lo hacemos narrando, hablando…
Familia bella, tertulianos
gracias por vuestro poemas,
por vuestra compañía,
que engrandece la tertulia.

En ella se disparan nuestras mentes
para sacar a ese escritor escondido y despertar. 
Despertamos para expresar todo sentimiento.
Muchas gracias tertulianos, compañeros del alma.

©Adela Corujo
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La escritora Graciliana Montelongo, otra de nuestras tertulianas de honor, nos daría a conocer su especialidad, los haikus y también un pequeño relato magníficamente escenificado.

 
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Otro de nuestros tertulianos, Francisco Murcia, también se decantaría por compartir ese día un poema.

 

Amar es algo más
Amar no solo es decir te quiero,
amar es sentir,
es surfear en las olas del destino subidos en la misma tabla,
es hablar con la mirada,
es conversar con los gestos;
es, qué se yo,
algo tan divino e intenso
y te inunda de tal modo,
que no hay pensamiento recto,
pero sí sentimientos sinuosos que se enlazan,
que se apartan,
que se juntan y se abrazan,
que se funden en un alma
que surca las olas del tiempo flotando en la misma tabla.
Amar…
amar es algo distinto,
no solo es decir te quiero,
amar es otra cosa,
tan hermosa e infinita como es el mismo universo.
Aunque yo diga te quiero,
tú sabes que hay algo más,
algo que trasciende el tiempo,
algo que va más allá de cualquier razonamiento,
algo que me atraviesa,
que recorre mis sentidos más allá de las palabras,
algo que yo no acierto a expresar en este lenguaje profano,
algo que está por encima de palabras y de signos.
Amar es… ¿cómo diría?
Es una comunión divina de dos seres
que cogidos de la mano
van surfeando en los mares del destino
más allá de las fronteras del infinito universo.
Y sin embargo,
cuánto agradezco un te quiero,
dicho así bajito, al oído,
mientras mi mano suave se desliza por tu pelo.
Amar no solo es decir te quiero,
pero cómo me gusta decirlo,
y cómo me gusta escucharlo así,
quedo, al oído,
como un suave y mimoso runruneo.
Ya sabes que mi amor
va más allá de la frase,
pero déjame decirte una y mil veces:
te quiero.

©Francisco Murcia
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El cantautor, poeta, y a partir de ese martes tertuliano de honor Luis Almeida, nos ofreció una entrañable intervención donde combinó magistralmente su sentido del humor, la poesía y sus canciones.

  
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La aportación de nuestra compañera Carmen Margarita, sería recitar este poema.

 

Cuando yo me haya ido

Cuando yo me haya ido,
se irá conmigo el silencio,
la tristeza, la alegría,la pasión,
lo que termina y comienza.
Cuando yo me haya ido,
dejaré atrás las horas calladas
en esperas eternas de sonidos ansiados,
de palabras guardadas para tiempos mejores,
de silencios cargados de soledad,
hastío, y placeres negados.
Cuando yo me haya ido,
quedará en el pasado la pasión compartida
en caricias sin prisa, cómplices y amigas, sonrisas y risa,
alegría efímera que plaga al recuerdo
de momentos plenos y vidas no vacías.
Cuando yo me haya ido,
se acabaron los comienzos, los adioses, las esperas,
los abrazos, las sonrisas venideras,
las lágrimas vertidas en despedidas indeseadas,
el volver a ilusionarme,
renacer de mis cenizas,
reinventarme cada día,
crear mundos que no existen
para llenar la apatía.
Cuando yo me haya ido,
conmigo se irán las musas
compañeras de mi vida,
y sobre sus etéreas alas cabalgaré
más allá de pesares y quebrantos.
Atrás dejo la palabra.
Mis alegrías y llantos.

©Luisa Chico

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La seguiría la última participante entre los autores participantes de nuestra Primavera de libros, Gloria López, quien compartió con nosotros este precioso texto.

 

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Después le tocaría el turno a la amiga Candelaria González que nos ofreció ...
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Algunos amigos escritores tuvieron a bien aceptar nuestra invitación a compartir ese martes especial y el cierre del ciclo de la Primavera de libros. Manuel Haro, poeta y amigo de Mercedes Reyes fue uno de ellos y compartió con nosotros el poema Léxico canario de su libro: Ecos de mar y volcán.

 
 


© Manuel Haro
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Mercedes Reyes, además de sacar las fotos del evento, cerraría las aportaciones de los tertulianos del Club con:


Mujer del burka
Mujer triste, de lindos ojos verdes como luceros,
Vestida cubriendo tu rostro y tu cuerpo,
ves el mundo a través de una ventana con cortinilla,
no es un traje,
es una mortaja que te encierra estando viva.
Movimientos torpes cuando caminas,
cargas con siete kilos, allá donde vayas.
Tu llanto eterno y callado, rostro del desamparo,
como un fantasma, no existes para el mundo.
todo está prohibido para ti: Reír sonreír, bailar…,
escuchar música, practicar deporte,
menos aún estudiar.
Si enfermas no recibes ayuda médica,
si viajas has de ir en el maletero del coche.
Tampoco puedes pensar,
debajo de ese burka escondes tus pensamientos,
y reprimes tus sentimientos.
Eres, como un ave con alas rotas,
que no puede salir del nido
si algún día quieres escapar de esa cárcel
llamada burka, serás azotada.
Si llevas las uñas pintadas, te cortan los dedos.
No te está permitido enamorarte
tu matrimonio está concertado
tu belleza escondida, y vigilada.
Mujer sin rostro, nunca se sabrá si ríes o lloras,
Mujer del Burka de ahogado murmullo.
Una amarga realidad que aún hoy existe

©Mercedes Reyes
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Otro de los invitados que se animaría a compartir con la tertulia sería el joven escritor Fabio Carreiro, quien leería un texto que por resultar finalista de un concurso y no poseer ya los derechos de autor no podemos reproducir aquí sin los permisos pertinentes.

 

 Y por último reseñar que también contamos en esa tarde con la compañía y participación de la escritora venezolana, de vacaciones en la isla, Mary Flor Barazarte, quien nos deleitaría con sus poemas….

 

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Quede aquí expresado mi reconocimiento a todos por su disponibilidad y por la generosidad demostrada al participar en el cierre del ciclo, compartiendo sus creaciones y haciendo que la magia de la amistad y el amor por las letras reinara en esa tarde tan especial.


¡Bienvenidos nuestros primeros Tertulianos de Honor!
(A los autores que no pudieron asistir al cierre les haremos llegar su certificado en cuanto  nos sea posible )
Luisa Chico

(Coordinadora del Club de Creación Literaria Alisios de Verso y Prosa)
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El resto de fotos del evento