Me dijeron que hablara de ti, vamos
a hablar de ti y de mí. Te observo y he notado este mes mucho calor, a la vez
la tierra se enfadó en todo el mundo, será porque representas el ocho, todo lo
que es arriba es abajo, formas parte del verano y por eso también he
disfrutado, no tenía normas, ni horarios ¡yupi!
He tenido varios cumpleaños, mi
padre hubiera cumplido, mi hermano cumplió y ese día 19 bailando cariñosas, con
su risa nerviosa, mi hija me dijo: mamá estoy embarazada. ¡Ay! Mis ojos se
abrieron, ya el tercero, 4 años, 18 meses
y ahora otro, 26 aniños… ¡tú sabrás! Qué Dios las bendiga. También fue
el cumpleaños de nuestra cabecera de Alisios de verso y prosa, una sorpresa le
dimos, a mucha gente conocí y disfrutamos. Así que, gracias porque me diste la
oportunidad de terminar y de disfrutar de ti, mes de agosto.
Texto añadido por Pilar Durán
¿Qué?
…claro que agradecemos la vida,
pero, ¿a quién?
Los que saben de otras cosas, hablan
de un Poder Superior, seguramente hablan en otras lenguas. No entendemos bien
sus mensajes, limitados como somos y bastante sordos.
Todo va a seguir pasando y los niños
concebidos con más o menos conciencia. Seguiremos escuchando los tips con que
nos torpedean desde todos los lugares, revistas, almanaques, tv. Nos gustan,
pero indefectiblemente seguirán explotando bombas sobre los inocentes. Lo
sabemos y continuara la hambruna y el deshonor sobre nuestros semejantes.
¡Qué injusticia! Claro, y es lo que
la justicia no da de comer sino a los abogados.
Nosotros seguiremos quejándonos
desde nuestros confortables atalayas, derramando lágrimas de cocodrilo porque,
digamos la verdad, en la comparación con los infortunados salimos ganando. Y
así… ¡Se está tan cómodo!
Pero como está de moda ser
positivos, además de muy bien visto, dejamos de conectar con nuestro sentido
común para comprar en el gran supermercado de las palabras conceptos, alientos
que nos reconcilian con nuestra conciencia.
Comprar y vender. Bien vestidos y
barnizados.
Está demostrado que somos compradores compulsivos
de TODO. Y esas frases positivas nos las regalan, con inusual generosidad, sin
las cosas ¿qué hacer? Mejor que no escuchen estas reflexiones y así pasan
desapercibidos, no convertimos en incómodos. Seguir como siempre discretos
paseantes en esta locura de mundo y levanta de vez en cuando una tímida
banderita a favor de la libertad de pensamiento.
Seguir pensando “Qué buena gente los
de las tabacaleras” que nos advierten que fumar MATA… pero las fábricas de
comida basura se olvidan de decirnos que estamos creando un país de obesos y
cuantas cosas más.
Somos muy dados a usar protectores –
orejeras.
Asentir y consentir. Así, en mi
opinión son más llevaderas las carencias.
Texto añadido por Luisa Chico
Mientras reflexiono sobre todo esto
vuelvo a pensar en mi hija y su reciente embarazo. No puedo quitármela de la
cabeza. La precariedad económica del matrimonio me preocupa, y ya tienen otros dos hijos que criar… Debería
sentirme feliz porque voy a volver a ser abuela, feliz por ellos que
seguramente estarán todavía más asustados que yo, feliz porque mis nietos van a
tener un nuevo hermano, y sin embargo me reconcome la incertidumbre. ¿A qué mundo va a llegar mi nuevo nieto? ¿Estaré a la
altura de lo que se espera de mí como abuela? ¿Podrán salir ellos adelante sin
que el agotamiento pase factura a su salud? Estas y mil preguntas más rondan mi
mente desde que lo supe aquel 19 de agosto.
Mientras le doy una vuelta tras otra
a esta nueva circunstancia abro la bolsa de papas fritas (por llamarlas de
alguna forma) y enciendo un nuevo cigarrillo. ¡Total, de algo hay que morir!
Texto añadido por Matale
Texto añadido por Matale
No mi niña, ni saltándote la dieta y
haciendo lo que el médico te ha prohibido, vas a solucionar nada y menos si el
“problema” te viene caído del cielo (nunca mejor dicho, porque para mí es una
bendición). De algo hay que morir... ¡Morir! Sinónimo de terminar, acabar,
desaparecer. De eso nada, amiga. Yo le daría otro sentido a la misma palabra:
morir de amor... morir de gusto... morir de risa y... un sinfín de muertes
semejantes. Esas son las muertes que me gustan; ¿por qué? porque las elijo, en
mayor o menor medida. Ahora también te digo amiga, este mes de Agosto se presta
para morir de cosas buenas y ¡hasta de calor! No sé si opinas lo mismo que yo,
pero es un modo de ver la vida a través de la muerte (o mejor dicho, de las
muertes) que me ha servido en muchos momentos Si, ya sé que la mayoría de las
veces, haces caso omiso de lo que te digo. Por eso tengo que meterme en tus
sueños, para hacerte ver, que darle muchas vueltas a las cosas, a lo único que
nos lleva es al agotamiento. Ring, rinnng,... ¡Mmm! por Dios ¿qué hora es? ¡Ufffff
he dormido como una lirona! Pero, ¡qué suerte tengo! Ahora mi razón-conciencia
entra a hurtadillas también en mis sueños y no me deja descansar. Pero bien
mirado voy, mi querida amiga metomentodo, a seguir tu sugerencia, voy a dejar
que la vida siga su curso y buscar a mis muertes preferidas entre los días de
este mes que me entusiasma, agosto, el oasis cíclico de mi camino.
Texto añadido por Mercedes Reyes
Aunque pensándolo bien y mejor, creo
que agosto es un muy caluroso para morir, yo casi prefiero que sea en
primavera, así que voy a esperar a ver que me depara la vida en este tiempo de
espera. Por suerte solo era la conciencia que me hablaba en sueños.
Entretanto voy a seguir con mi
rutina, seguiré trabajando, asistiendo a mis tertulias literarias, disfrutando
de la familia, los amigos y, por supuesto, las parrandas en algún guachinche de
mi tierra, comiendo y bebiendo buen vino.
Ahora mismo me siento en mi mecedora
a leer el libro que hace unos días empecé, que tengo ganas de saber cómo
finaliza ya.
¿Qué estoy oyendo? Parece un
zumbido, ¡oh!, ¡No! es un bullicio de voces o eso percibo, pero creo que se
oyen varios, parece que tararean una canción…. ¡Voy a asomarme al balcón a ver
si veo algo!, cada vez lo escucho más cerca, parece que están en la calle de
atrás…, ya asoman por la esquina, ¡Dios mío vienen hacia aquí…! Pero no son
dos, ni tres, son muchos, y se van acercando
cada vez más, es un grupo bastante numeroso y todos visten igual, con
capas negras y una escarapela con muchas cintas de varios colores, pero…
¿quiénes son? Suenan guitarras y bandurrias, tambores y panderetas, cada vez
están más cerca, y tan cerca que ya están debajo de mi balcón, son mis amigos
de la tuna que entonan bellas canciones que me han hecho retroceder a la época
de estudiante. Me están cantando a mí, ¡que feliz me siento!
Me preparo en un momento, me arreglo
un fisco y me uno a ellos para seguir rondando a las muchachas del barrio, y
así hacerlas felices como me han hecho a mí.
FIN
NOTA: Este relato finaliza aquí puesto que su impulsora, Adela Corujo, causa baja en el grupo de forma temporal.
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