domingo, 2 de octubre de 2016

AGOSTO (Relato encadenado de Adela Corujo)


 Relato iniciado por Adela Corujo

Me dijeron que hablara de ti, vamos a hablar de ti y de mí. Te observo y he notado este mes mucho calor, a la vez la tierra se enfadó en todo el mundo, será porque representas el ocho, todo lo que es arriba es abajo, formas parte del verano y por eso también he disfrutado, no tenía normas, ni horarios ¡yupi!
He tenido varios cumpleaños, mi padre hubiera cumplido, mi hermano cumplió y ese día 19 bailando cariñosas, con su risa nerviosa, mi hija me dijo: mamá estoy embarazada. ¡Ay! Mis ojos se abrieron, ya el tercero, 4 años, 18 meses  y ahora otro, 26 aniños… ¡tú sabrás! Qué Dios las bendiga. También fue el cumpleaños de nuestra cabecera de Alisios de verso y prosa, una sorpresa le dimos, a mucha gente conocí y disfrutamos. Así que, gracias porque me diste la oportunidad de terminar y de disfrutar de ti, mes de agosto.

Texto añadido por Pilar Durán

¿Qué?
…claro que agradecemos la vida, pero, ¿a quién?
Los que saben de otras cosas, hablan de un Poder Superior, seguramente hablan en otras lenguas. No entendemos bien sus mensajes, limitados como somos y bastante sordos.
Todo va a seguir pasando y los niños concebidos con más o menos conciencia. Seguiremos escuchando los tips con que nos torpedean desde todos los lugares, revistas, almanaques, tv. Nos gustan, pero indefectiblemente seguirán explotando bombas sobre los inocentes. Lo sabemos y continuara la hambruna y el deshonor sobre nuestros semejantes.
¡Qué injusticia! Claro, y es lo que la justicia no da de comer sino a los abogados.
Nosotros seguiremos quejándonos desde nuestros confortables atalayas, derramando lágrimas de cocodrilo porque, digamos la verdad, en la comparación con los infortunados salimos ganando. Y así… ¡Se está tan cómodo!
Pero como está de moda ser positivos, además de muy bien visto, dejamos de conectar con nuestro sentido común para comprar en el gran supermercado de las palabras conceptos, alientos que nos reconcilian con nuestra conciencia.
Comprar y vender. Bien vestidos y barnizados.
Está  demostrado que somos compradores compulsivos de TODO. Y esas frases positivas nos las regalan, con inusual generosidad, sin las cosas ¿qué hacer? Mejor que no escuchen estas reflexiones y así pasan desapercibidos, no convertimos en incómodos. Seguir como siempre discretos paseantes en esta locura de mundo y levanta de vez en cuando una tímida banderita a favor de la libertad de pensamiento.
Seguir pensando “Qué buena gente los de las tabacaleras” que nos advierten que fumar MATA… pero las fábricas de comida basura se olvidan de decirnos que estamos creando un país de obesos y cuantas cosas más.
Somos muy dados a usar protectores – orejeras.
Asentir y consentir. Así, en mi opinión son más llevaderas las carencias.

Texto añadido por Luisa Chico

Mientras reflexiono sobre todo esto vuelvo a pensar en mi hija y su reciente embarazo. No puedo quitármela de la cabeza. La precariedad económica del matrimonio me preocupa,  y ya tienen otros dos hijos que criar… Debería sentirme feliz porque voy a volver a ser abuela, feliz por ellos que seguramente estarán todavía más asustados que yo, feliz porque mis nietos van a tener un nuevo hermano, y sin embargo me reconcome la incertidumbre. ¿A qué  mundo va a llegar mi nuevo nieto? ¿Estaré a la altura de lo que se espera de mí como abuela? ¿Podrán salir ellos adelante sin que el agotamiento pase factura a su salud? Estas y mil preguntas más rondan mi mente desde que lo supe aquel 19 de agosto.
Mientras le doy una vuelta tras otra a esta nueva circunstancia abro la bolsa de papas fritas (por llamarlas de alguna forma) y enciendo un nuevo cigarrillo. ¡Total, de algo hay que morir!


Texto añadido por Matale


No mi niña, ni saltándote la dieta y haciendo lo que el médico te ha prohibido, vas a solucionar nada y menos si el “problema” te viene caído del cielo (nunca mejor dicho, porque para mí es una bendición). De algo hay que morir... ¡Morir! Sinónimo de terminar, acabar, desaparecer. De eso nada, amiga. Yo le daría otro sentido a la misma palabra: morir de amor... morir de gusto... morir de risa y... un sinfín de muertes semejantes. Esas son las muertes que me gustan; ¿por qué? porque las elijo, en mayor o menor medida. Ahora también te digo amiga, este mes de Agosto se presta para morir de cosas buenas y ¡hasta de calor! No sé si opinas lo mismo que yo, pero es un modo de ver la vida a través de la muerte (o mejor dicho, de las muertes) que me ha servido en muchos momentos Si, ya sé que la mayoría de las veces, haces caso omiso de lo que te digo. Por eso tengo que meterme en tus sueños, para hacerte ver, que darle muchas vueltas a las cosas, a lo único que nos lleva es al agotamiento. Ring, rinnng,... ¡Mmm! por Dios ¿qué hora es? ¡Ufffff he dormido como una lirona! Pero, ¡qué suerte tengo! Ahora mi razón-conciencia entra a hurtadillas también en mis sueños y no me deja descansar. Pero bien mirado voy, mi querida amiga metomentodo, a seguir tu sugerencia, voy a dejar que la vida siga su curso y buscar a mis muertes preferidas entre los días de este mes que me entusiasma, agosto, el oasis cíclico de mi camino.



Texto añadido por Mercedes Reyes

Aunque pensándolo bien y mejor, creo que agosto es un muy caluroso para morir, yo casi prefiero que sea en primavera, así que voy a esperar a ver que me depara la vida en este tiempo de espera. Por suerte solo era la conciencia que me hablaba en sueños.
Entretanto voy a seguir con mi rutina, seguiré trabajando, asistiendo a mis tertulias literarias, disfrutando de la familia, los amigos y, por supuesto, las parrandas en algún guachinche de mi tierra, comiendo y bebiendo buen vino.
Ahora mismo me siento en mi mecedora a leer el libro que hace unos días empecé, que tengo ganas de saber cómo finaliza ya.
¿Qué estoy oyendo? Parece un zumbido, ¡oh!, ¡No! es un bullicio de voces o eso percibo, pero creo que se oyen varios, parece que tararean una canción…. ¡Voy a asomarme al balcón a ver si veo algo!, cada vez lo escucho más cerca, parece que están en la calle de atrás…, ya asoman por la esquina, ¡Dios mío vienen hacia aquí…! Pero no son dos, ni tres, son muchos, y se van acercando  cada vez más, es un grupo bastante numeroso y todos visten igual, con capas negras y una escarapela con muchas cintas de varios colores, pero… ¿quiénes son? Suenan guitarras y bandurrias, tambores y panderetas, cada vez están más cerca, y tan cerca que ya están debajo de mi balcón, son mis amigos de la tuna que entonan bellas canciones que me han hecho retroceder a la época de estudiante. Me están cantando a mí, ¡que feliz me siento!

Me preparo en un momento, me arreglo un fisco y me uno a ellos para seguir rondando a las muchachas del barrio, y así hacerlas felices como me han hecho a mí.

FIN

NOTA: Este relato finaliza aquí puesto que su impulsora, Adela Corujo, causa baja en el grupo de forma temporal.

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