miércoles, 12 de octubre de 2016

AGOSTO (Relato encadenado de Candelaria González




Relato iniciado por Candelaria González

BASSAN

Relato iniciado por Candelaria González

La mañana de este primer día de agosto se presentaba calurosa, excusa suficiente para darse un chapuzón en el mar, este era el mes de las vacaciones, fiestas y romerías.
El año pasado, en una de esas fiestas, me había fijado en un chico muy guapo que me gustó mucho. La espera había sido larga, después de un año yo quería encontrarlo de nuevo en la plaza corriendo de arriba abajo y poniendo cables para el sonido. ¡Qué chico tan activo! Con ese pelo negro, esos ojos marrones, ese color de piel morena de tanto estar al sol… No fui capaz de dirigirme a él entonces pues mi timidez me lo había impedido. Pensé: «Será de otra este hombre que tanto me gusta».
Esperaba la fiesta con ansiedad para encontrarlo. Llegó el día, pero él no apareció, otro muchacho hacía su trabajo, ¡que desilusión! Seguramente, como hay tantas fiestas en este mes, estará en alguna de las otras. Espero poder encontrármelo otra vez y me dirigiré a él para solamente oír su voz que espero sea profunda y bonita, como él. Este chico seguramente tendrá pareja y no quiero hacerme ilusiones, así que cogiendo a mi amiga de la mano nos fuimos a bailar alegremente como dos jovencitas con ganas de fiesta. Tenía que olvidar a aquel muchacho del que ni su nombre sabía y que tanto recordaba.
En un periquete estaba dando saltos sin acordarme de nada sino de pasarlo bien en las fiestas de mi pueblo.


Texto añadido por Teresa Terán

Pero en uno de esos momentos en que estábamos divirtiéndonos mi amiga y yo, mi mirada se volvió a un lugar propicio y exclamé: ¡Éste es mi chico! Y pensé: «¿Y ahora qué hago para acercarme a él?»
Mi corazón latía y latía, parecía que se me iba a salir del pecho de tanta alegría y emoción. Me dije: «Tengo que buscar la manera de llegar a él, ¿cómo lo hago?».
Vino a mi mente una estrategia y me fui al lugar donde estaba y cuando me iba aproximando a él veo que se marchaba. Exclamé: «¡Otra vez no! He esperado un año esperando este momento con tanta ansiedad para volverlo a encontrar y cuando creo que ya lo tengo se marcha». Solo me he quedado con los recuerdos de ese pelo negro como el azabache y esos ojos marrones de caramelo, es todo cuanto sé de él, y me dije: «Será en otro momento, hoy no es el día».


Texto añadido por Mercedes Reyes

Pasados unos días, después de la fiesta, llegó al pueblo el muchacho que había hecho el trabajo por él para recoger el material que allí había dejado.
Tuve la suerte de encontrármelo cuando una tarde me dirigía al kiosco de la plaza, donde había quedado con unas amigas para tomar café, y tuve la oportunidad de preguntarle por él.
Me llevé una sorpresa pues me dijo que era extranjero y que Bassam, que así se llama, ya se había ido a Marruecos, pues solo estaba aquí contratado por unos meses para ganar un dinero extra pues se iba a casar con su novia Aisha. “El  ritual de boda bereber es muy costoso, -continúo hablando- pues se prolonga durante tres días y por lo general se realiza en el desierto, en un entorno natural lleno de magia, belleza y misterio. El novio, tiene que hacerle llegar a su futura esposa los regalos y el atuendo que deberá usar en el casamiento, y como todo esto le costaba mucho dinero, quiso venir aquí a trabajar ese tiempo. Además de ello,- continuó contando- tiene que alquilar varias  jaimas para celebrar la boda, ya que en una se sirve la comida, en otra la música y baile, y otra para dar la acogida a familiares y amigos que asisten a la misma, además de todo esto él se hace cargo de trasladar a todos los familiares y amigos allá donde se celebra…”.
-¡Basta ya...! Ya me has contado bastante y llevo mucha prisa pues mis amigas me esperan.
Me alejé lentamente y sin darme cuenta unas lágrimas me salieron sin poder controlarlas.


Texto añadido por Francisco Murcia

«¿Por qué estas lágrimas? Soy tonta, pues no lloro por alguien a quien a penas he visto por un segundo. Un pelo negro y rebelde, unos ojos bonitos, un rostro decorado por la intemperie y ni siquiera un tono de voz, y estoy así, con unos regueros de rímel que alguien puede creer que soy un personaje escapado de la serie de los Monsters, quizá Morticia. Si no ha sido más que el flash de un momento. Después de todo ¿quién era ese chico y quién es este que le sustituye?»
Lola se secó aquella lágrima furtiva, limpió el reguero de rímel, y se dirigió al encuentro de sus amigas que la esperaban impacientes para pasar revista a los aconteceres vecinales del día. «Mira tú, Marruecos, -pensó- con la forma en que tratan allí a las mujeres, -y apretó el paso para no llegar demasiado tarde.
Lo cierto es que Bassan era un inmigrante irregular que había pasado la frontera con documentación falsificada como operario de la empresa marroquí de exportación e importación Import-Export Morroco. S.A., una forma mucho más segura, aunque se arriesgaba a la cárcel en Marruecos si lo descubrían; todos saben la dureza de la prisión en aquel país. Aquel día estaba preparando los cables que debía subir al escenario en el momento en que una guapa chica pasó muy cerca de él. Apenas se fijó en ella, no podía correr el riesgo de hacerse notar. Así que siguió con su trabajo mientras el sudor resaltaba los rasgos de un rostro varonil, enérgico, y perfilaba el relieve de sus músculos.
Así lo vio Lola, y lo imaginó como un ascensor con el que alcanzar los cielos del éxtasis. Fue solo un momento, un destello fugaz en su imaginación, una foto que quedó prendida en su cerebro y tal vez en sus más íntimos deseos. Al día siguiente, aquel adonis moreno de pelo rebelde ya no estaría allí. Lola sintió como un vacío, en su cerebro quedó la marca que dejan los cuadros en la pared al ser descolgados. Pasó días después por allí, pero era otro chico el que estaba haciendo recogiendo el escenario.
De ahí que Lola no hubiera podido contener sus lágrimas al alejarse mientras recordaba el título de una novelita que había terminado de leer la semana pasada: La insoportable levedad del ser. Y pensó que la vida era leve y muchas veces casi insoportable. Se repuso, se acicaló en plena calle, y con paso decidido acudió a la reunión con sus amigas, mientras un coche de la benemérita paraba junto al chico con el que acababa de hablar.


Texto añadido por Carlota Sosa

Bassan tan solo fue como un destello que olvidaría rápidamente. No pensó verlo nunca más, aunque se dedicó a documentarse sobre los pueblos bereberes.
Pero nunca, Es demasiado tiempo. El destino le tenía reservado un encuentro insospechado.
 Transcurrió un año y a Lola la sorprendió su familia con un regalo sorpresa por el día de su cumpleaños. Le dieron un sobre sin remitente, al leerlo se extrañó muchísimo, una escueta nota decía: vale por un viaje a Marruecos con todos los gastos pagados. En una postdata, que abarcaba más que la nota, le explicaban: sabemos que te gusta viajar y que te interesas por los pueblos bereberes, esta es la ocasión para conocerlos.
Comenzó a preparar el viaje con mucha ilusión. Quería visitar el Atlas, un mundo de piedra habitado por tribus bereberes. Ese mundo del que, antes, tan solo conocía por la leyenda del Titán que le dio su nombre. Atlas significa el portador, fue castigado por Zeus a yacer boca arriba y a sostener con sus manos, convertidas en montañas, la bóveda celeste.
Conocía algunas de las costumbres Marroquíes: saludar con la mano derecha ya que la izquierda se considera impura; quitarte los zapatos al entrar en una casa; la prohibición a los no musulmanes de entrar en las mezquitas, salvo alguna determinada; y, aunque son muy hospitalarios, no se puede probar bocado alguno hasta que el dueño de la casa recita sus oraciones.
Tenía que encontrase con una amiga española que se ocuparía de organizar el viaje. Ella la guiaría.
Durante su estancia en Marruecos Lola se sorprendía cada día más de la belleza que descubría… Los atardeceres en las dunas, las altas montañas, las vistas al mar, algunos oasis que visitó, los monumentos y la vida tan diferente y distante del pueblo bereber, cuyo verdadero origen se sumía en el misterio.
Aunque bereber significa bárbaro, comprobó in situ que no era así. Ellos se califican como hombres de alta cuna y de noble origen.
De regreso,  al facturar las maletas y obtener la tarjeta de embarque, vía Madrid-Canarias, sus ojos se abrieron de par en par. ¡Él estaba justo detrás de ella, acompañado de una joven morena!  Lucía aun más guapo que antes, más curtido y  varonil. Sus ojos no eran los mismos, algo había cambiado en su mirada que se le antojaba mucho más serena.
La Chica, muy jovencita, casi una niña, y de exótica belleza, al fijarse en que Lola les miraba, la saludó amablemente, además, en español. Se llamaba Ahíja, estaba esperando un bebé y quería tenerlo en España. Su esposo había conseguido un contrato de trabajo en la península.
¡Después de todo le había vuelto a ver! Se imaginaba por todas las vicisitudes que el pobre chico había pasado hasta llegar a Marruecos y poder casarse. 
Lola miro a Bassan. Él le sonrío como a cualquier desconocida y embarcó tomando de la mano a su bella esposa.


Texto añadido por Luisa Chico

Sentada en este avión, sabiendo que el hombre que había ocupado sus pensamientos por largo tiempo estaba a escasos metros de ella y que, seguramente, miraría embelesado a la mujer que llevaba su hijo en el vientre, y a la que amaba con locura, no pudo evitar que una lágrima se deslizara por su mejilla.
Miró por la ventanilla del avión para que su vecino de asiento no la viera llorar pero no hizo nada por restañar esa gota salada que ya casi llegaba a sus labios. Su mirada, descansaba sobre las mullidas nubes blancas que atravesaba de regreso a casa. Sentía un gran vacío en su interior y no lo comprendía. Era consciente que Bassan solo había sido una etérea ilusión de sus sentidos, una imagen que pasó un día frente a ella y se quedó a vivir en sus pensamientos alentando sus ensoñaciones sobre un amor que no tenía y ansiaba por encima de todo.
A lo largo de este año había alimentado ese amor platónico tratando de conocer las costumbres del hombre que se había convertido en su obsesión, este viaje a Marruecos le había permitido sentirse cerca de él, de alguna forma y sin embargo ahora, que lo tenía a escasos metros de ella y respiraban el mismo aire viciado del avión, lo sentía más lejos de ella que nunca.
Cerró los ojos y dejo que las últimas lágrimas arrastrasen hacia el exterior los últimos coletazos del amor que nunca existió salvo en mi imaginación.
En la cinta que les traía las maletas lo vio de nuevo, a lo lejos, ocupado con el equipaje para que su esposa no hiciera ningún esfuerzo, ella le sonrió complacida cuando él depositó la última maleta a su lado, luego miró a Lola de lejos y alzó la mano en un simpático gesto de despedida.
Ella giró presta haciendo que no la veía y rebuscó algo en su bolso mientras avanzaba rauda por el aeropuerto buscando la zona de enlace con el vuelo a Canarias y así poder alejarse de aquella situación.
Al pasar por una papelera tiró dentro los catálogos que había ido recolectando durante el viaje y que hablaban de un país que, ahora sabía que nunca volvería a visitar.
Horas después el padre Teide la saludaba de nuevo dándole la bienvenida a su mundo, un sueño se había quedado prendido entre las dunas de arena y las cálidas nubes.
-Mañana será otro día. –Se dijo.


Texto añadido por Pili            

     La memoria no envejece, cada vez es más joven. Exalta lo pasado. Retrotrae infancias. Sueña.
     El alma y el cuerpo reunidos en la búsqueda;  revestidos de un halo ilusorio, cuya imagen nos hace felices un instante. Tiempo. Memoria recreadora. Recuerdos que duermen plácidamente entre pliegues de la memoria.
     Testimonios de un ayer que se niega a morir. No volverán a ser como fueron antaño. Rodeados del velo sutil de la distancia… Ni tan rubia la niña, ni tan valiente el chico, ni tan placentera la tarde, ni sus labios tan rojos, aunque nacidos  de la ternura  del deseo de amar y ser amado.­
     Trucados recuerdos. Profundidades a las que sólo se puede acceder desde el ideal. Los días laboriosos se suceden en oleadas rápidas. Pero hay momentos en que el tiempo parece detenerse, es entonces cuando por las rendijas de nuestro tiempo se van filtrando imágenes… que fueron.


FIN
          









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